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Liz y sus sombreros de fibra de plátano


Los que conocéis San Agustín o habéis oído hablar de este rincón del Huila colombiano y sabéis que he estado por allí seguro que os estaréis preguntado por qué no he escrito todavía sobre el Parque Arqueológico y sus misteriosas y antiquísimas esculturas; esta semana lo haré sin falta, lo prometo, pero es que lo que me ha sorprendido ,y mucho, de este destino y sus alrededores es su riqueza artesanal.


Si el otro día escribí de las famosas y originales chivas que la familia Vargas Muñoz en su taller de Pitalito, hoy os quiero hablar del trabajo con fibra de cálceta de plátano como los sombreros de la foto de arriba.


Allá por los 80, cerca de Obando, pegadito al punto conocido como el Estrecho del Magdalena donde el río admirablemente se encoge, la madre de Liz Becerra, pensó: ¿Si utilizamos el fique para nuestra artesanía porque no hacer lo mismo con la fibra de plátano? Dicho y hecho. Desde entonces parte de la familia se dedica en cuerpo y alma a este precioso y único trabajo artesanal.


En mi visita pude ver a Liz en el jardín de la casa familiar cortando los tallos de la platanera con una destreza que ya quisiéramos más de uno, desfibrando pacientemente la corteza del tallo (en la foto) para, después de lavada y secada, hilarla y tejerla en el telar; a veces la fibra se deja del color natural, otras se tiñe con tintes vegetales como el café, el nogal o el achote, consiguiendo unos increíbles colores para los sombreros, manteles, muñecas, cortinas, forros para cojín y toda clase de artesanías. Ojalá este delicado trabajo con la fibra de plátano no se pierda nunca, ¿verdad?


Artículo escrito por Toya Viudes para su blog Colombia de Una.

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